Tenía 26 años y toda una vida por delante, pero alguien que en su día la quería ha acabado con su vida, esa es, lamentablemente la historia de Empar, la última víctima de la violencia de género en Valencia. Una historia que al conocerla a todos nos ha revuelto el estómago, literalmente, ¿Cómo es posible que patrones de violencia machista se repitan en personas jóvenes? ¿Cómo alguien que en su día estuvo enamorado puede convertir ese sentimiento en violencia hasta sus última consecuencias? Acabar con la vida de la otra persona.
Lo que más llama la atención del caso es la juventud de los protagonistas, 31 años tenía el exnovio de Empar, el que ha acabado con su vida. Eso nos hace plantearnos algo ¿no estamos educando bien a las generaciones futuras? En qué nos estamos equivocando? pues es evidente que algo está mal. En pleno siglo XXI, sin ser una frase trillada, no es posible que se repitan patrones de comportamiento propios de otro tiempo, la cultura debe hacer que seamos mejores, no más listos, sino mejores para vivir en sociedad para respetar a los otros, para unir al diferentes pero el auge de los movimientos totalitaristas y la aparición de casos de violencia de género entre los jóvenes demuestran que algo hay que hacer. ¿Tú como lo ves?
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