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25 de noviembre de 2013

Derruir los cadáveres de hormigón ¿A favor o en contra?

Obras inacabadas, esqueletos de cemento que nada tiene que ver con lo que se conoce como una casa, son los cadáveres de la llamada burbuja inmobiliaria que llenan la geografía española. Según la última estimación existía en 2008 384.000 viviendas en obras sin vender en nuestro país. Y qué pasa con esas viviendas con esos bloques a medias, parece que la única solución es derruirlos. 




Irlanda y EE UU ya pasaron por esta burbuja, la solución, derribar los edificios para reducir la oferta y porque conservarlos era más caro que echarlos abajo. En concreto en nuestro país la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), más conocida como banco malo, aprobó en marzo un plan de negocio que reserva 103 millones de euros para demoliciones, si como lo escucháis, la razón, es más barato que mantenerlos (130 millones).

Según José García-Montalvo, catedrático de Economía de la Universitad Pompeu Fabra el mantenimiento de estas viviendas tiene un coste. "Si son propiedad el banco, el coste puede equivaler al 12%-14% del valor de la promoción, porque hay que pagar los gastos administrativos, afrontar cambios urbanísticos si los hay, etcétera", dice este economista. Si no hay demanda, según los expertos, la solución es seguir la enseñanza americana y derruir esas viviendas. Una materialización del estado del país cuando un derecho fundamental, como el de la vivienda se va por los suelos por la especulación. ¿Tú cómo lo ves? 

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