24 años, se dice pronto, pero son casi una vida, la vida de un canal y una radio pública, la vida que Fabra, en nombre de la Generalitat Valenciana, ha decidido eliminar, la vida de radio televisión valenciana.
Muchos podían llenarse la boca diciendo que era una herramienta de manipulación de PP, una fábrica de telebasura y, puede que tuvieran, unos y otros, razón, pero canal 9 además de todo eso era la televisión de todos los valencianos, la que mostraba su fiesta, la que nos enseñaba rincones de nuestros pueblos la que ponían en valor nuestra cultura y, pese a todo, nuestra lengua.
Hoy es un día, pese a lo que titulen los periódicos, triste para los valencianos y no hablo de los familias que, habiéndose salvado del ERE, ahora se ven de nuevo en la calle, hablo de los ciudadanos de la Comunitat Valenciana que se han quedado no sin un servicio público de calidad cuestionable, como algunos piensan, sino con un elemento identitario y cohesionador, un elemento propio de lo que era ser valenciano y del que, pese a lo que fuera, ha hora nadie lo podrá disfrutar.
¿Y los culpables? A esos nada le pasará, a esos que han hecho de una televisión al servicio del ciudadano su cotizo de enchufes y amiguísimos seguirán con su vida de alto estanding, y nunca pagarán no se sí moral o económicamente por haber destruido y mandado a la tumba a una parte de la cultura valenciana. ¿Tú cómo lo ves?
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