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30 de septiembre de 2013

Esclavos de la caja tonta ¿A favor o en contra?

Se le conoce por medio de comunicación de masas y tal vez por tener interiorizado este concepto no nos paremos a pensar en las implicaciones que esta definición tiene. Este medio está considerando a los ciudadanos anónimos individuales y críticos, en una masa inerte incapaz de pensar y que sólo es capaz de seguir a aquel que los lidera, en este caso, la propia dinámica inherente a la televisión. 

En el documental que programaron el otro día en La 2, no podía ser en otra cadena, se analiza el papel de la televisión como autoridad en nuestros días. Tras un experimento quedó demostrado que para un 30% de los individuos la autoridad de la televisión era totalmente incuestionable, esto hace subyacer una conclusión clara: la televisión nos impone un totalitarismo en el que no se nos pega ni se nos apunta con un arma pero en el que su discurso es la “palabra de Dios” para aquellos más creyentes. 



En este mismo documental se hablaba de las horas que dedicamos a ver la televisión, 14 años de toda nuestra vida, cinco más que los dedicaremos a trabajar durante toda nuestra existencia. 

Todo esta nos plantea una reflexión: ¿de verdad somos esclavos de la televisión? Pensemos en la información. Lo que aparece en sus informativos es lo que existe, lo único, lo demás no es visible, aparece invisible a nuestros ojos. Teniendo en cuenta esta máxima y si a la ecuación le añadimos que la objetividad postulada nunca existe y que las cadena tratan la información en función de su línea editorial ¿no nos están engañando? Si, eso lo sabemos, podemos decir pero no todas las personas son conscientes de ello y son manipuladas por la que en muchas ocasiones llaman la caja tonta. Aunque claro, ahora todo adquiere sentido. Es la caja tonta porque es así como convierte a sus espectadores en meros títeres a quienes, de forma muy sutil, enseña sólo lo que “ella” quiere que vean. 

Los que dirán que esto es exagerado apelarán, posiblemente, al hecho de que son las “audiencias” (otro concepto de masa inerte y sin pensamiento) las que mandan decidiendo que se ve y que se consume, pero ¿es así? Telebasura, reality shows, informativos plagados de malas noticias… ¿Es eso lo que queremos? ¿Le estamos dando demasiado poder a la televisión o somos nosotros los que la controlamos? El debate tiene para largo, una lástima que en el propio medio nunca se hayan atrevido a tenerlo ¿por qué será? 

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