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17 de septiembre de 2013

El saber no ocupa lugar, pero si cuesta dinero

¿A favor o en contra de que se tenga que ser más listo para recibir más ayudas?

Según el artículo 27 de la constitución española “Todos tienen el derecho a la educación” sin embargo últimamente parece que este derecho es más efectivo según tengas de llenos los bolsillos. Estamos hablando del polémico Real Decreto de becas promulgado por el Ministro Wert. Muchos dicen que con esta reforma estamos asistiendo al principio de la Universidad “solo para ricos”, mientras que otros lo consideran un proceso de mejora del rendimiento universitario. ¿Tú cómo lo ves?



A favor…
Uno de los requisitos más polémicos tiene que ver con la nota media, con la reforma necesitas tener un 5,5 para la exención de matrícula y un 6,5 para el resto de la beca (ayuda por cambio de domicilio, rentas mínimas y parte variable). 

Este sistema hace que sólo los alumnos con mejores calificaciones, los más aptos para el estudio, puedan recibir una de estas ayuda. El propio ministro defiende la medida alegando que es mejor becar a menos alumnos con más rendimiento que “dar ayudas a voleo”. 

Esta medida plantea una reflexión y es que no todo el mundo tiene las capacidades para estudiar; no todos pueden ser neurocirujanos, aunque sus padres se empeñen en ello. Se trata de desmitificar ese mal de los jóvenes, la titulitis, que a veces hace que se confunda titulación académica con progresión social y económica. 

En contra… 
Pero esto de que sólo puedan estudiar unos pocos recuerda, inevitablemente, a tiempos pasados, tanto que algunos ni los hemos vivido, dónde por ser de una clase social te tenían reservado unas ciertas profesiones, era así cómo funcionaba la sociedad. Y es que en cierto sentido algo de eso pasa, pensemos en como está actualmente estructurado el sistema universitario.

Con el nuevo plan de Boloña sólo puedes acceder a buenas calificaciones si dedicas todo tu tiempo al estudio, es decir, si no trabajas para pagarte la carrera. La asistencia a clase, la entrega escalonada de trabajos y otras cuestiones que se alejan del examen de toda la vida completan la valoración de los estudiantes y para conseguir esos puntos hace falta además de capacidad, tiempo. Por tanto aquí las distinciones no se están haciendo en función de la preparación o aptitud de los estudiantes sino de su actitud, es decir, si pueden dedicar todo su tiempo al estudio porque hay alguien, una familia, que sustenta que su única ocupación sea el estudio. 

No se trata pues de ser listo y sacar buenas notas, sino de estar en igualdad de condiciones, para que, aquel que no pueda pagarse la carrera, no tenga que trabajar para pagarse unos estudios que tal vez, y sólo tal vez, merece más que un niño de papá. 
Tú ¿Qué opinas?

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